Las cotorras, denominadas “demonio verde” por los productores, fue durante mucho tiempo un dolor de cabeza para los fruticultores de San Pedro y la región norte bonaerense. Con una masiva presencia, estas aves no solo generan un espectáculo visual, sino que también dejan a su paso una merma productiva que afecta directamente a los cultivos de duraznos, uno de los principales motores económicos de la zona.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) reconoció la gravedad del problema. A través de una encuesta dirigida a los productores frutícolas locales, buscan recopilar datos precisos sobre la magnitud de las pérdidas y el impacto en la actividad agrícola. Esta iniciativa refleja la necesidad urgente de encontrar soluciones que protejan la producción de duraznos y garanticen la sostenibilidad de la agricultura en la región.
“La plaga de cotorras está teniendo un impacto negativo significativo en las producciones frutícolas de la región de San Pedro, con especial atención en el cultivo de durazno, generando importantes pérdidas en la cosecha actual”, según declaraciones emitidas por el INTA local.
En la lucha contra las cotorras, se proponen diversas estrategias de prevención y control letal, buscando un manejo eficiente de una de las plagas más perjudiciales en el sector, especialmente durante la primavera y el verano.