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Cría perros para proteger a las ovejas de los pumas y otros animales salvajes

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Nota escrita por Josefina Pagani

En una apuesta de ganadería sustentable, Alexis Galimberti trabaja con razas especiales, con el objetivo de lograr una armonía con el mundo silvestre.

Muchos de los productores que se dedican a la actividad ovina son apasionados de estos animales, nobles y mansos, no sólo capaces de dar leche y carne, sino también lana. Sin embargo, saben su desventaja: la incapacidad de defenderse a sí mismos y a sus crías ante el peligro de un depredador, en comparación con otras especies de ganado, como el bovino.

Alexis Galimberti cría perros de guarda, además de ovejas. Su experiencia y conocimiento lo llevaron a entender que un animal cuidando de otro era la mejor solución ante un problema que trae grandes pérdidas para los productores.

Según los especialistas, los perros salvajes (y también los domésticos) son los responsables de la mayoría de las muertes de ovejas, además de felinos, cerdos salvajes, zorros, aves rapaces, entre otros.

“El puma fue migrando y se lo ha visto con mayor frecuencia en lugares menos habituales como en la provincia de Buenos Aires, incluso en campos de superficies menores a las 100 hectáreas. Es capaz de matar a 10 o 15 animales en cuestión de minutos”, indicó Alexis.

Cuenta la historia que los pastores antiguos y medievales protegían a su rebaño con su propia presencia y estructuras como vallas y establos. Luego, utilizaron armas de fuego, trampas y venenos, lo que causó disminuciones significativas en las poblaciones de predadores. Actualmente, con la aparición de los movimientos ecologistas, comenzaron a usar elementos de disuasión no letales, como luces y alarmas.

Los perros de guarda recorren el campo durante día y noche para marcar territorio: es su forma de “avisar” su presencia al cazador. Además, se familiarizan con ruidos de la zona y están en constante alerta. “Si un puma sabe que ese lugar está ocupado por un protector difícilmente se acerque, ya que no es de confrontar”, asegura Alexis.

La impronta comienza desde el nacimiento: cuando una perra entra en parición lo hace en contacto con el rebaño, para que los cachorros se vayan familiarizando desde sus primeros minutos de vida.

“Desde que nacen hasta el destete (alrededor de los 45-60 días) están al pie de la madre con la presencia de ovejas, pero sin tener contacto directo. Una vez destetados, se los coloca con dos o tres ovejas en boxes. Es importante ir rotando a los ovinos para evitar que el cachorro se asocie a alguno en particular y deje de lado a los otros”, explicó Alexis, quien actualmente tiene 10 perros en pleno impronte.

Con el tiempo, los criadores van aumentando la superficie de desarrollo y también la cantidad de ovejas. Según la raza, un perro puede estar listo para ser protector a los 5 o 6 meses y su valor puede rondar los $90.000.

“Les recomiendo a todos los ganaderos que se animen a incorporarlos. Aunque necesitan dedicación y tiempo para su adaptación cuando llegan a un nuevo establecimiento, es una herramienta que tiene múltiples beneficios. La actitud protectora de estos animales es realmente sorprendente. Hace 9 años que trabajo con ellos y no dejo de asombrarme”, concluyó.