La Fundación Mediterránea proyectó un incremento de la presión fiscal sobre los productores agropecuarios hacia fin de año. Pasaría del 62% al 67% en la zona núcleo y del 77% al 92% en la región extrapampeana.
Se debe a la caída del precio internacional de los granos, que reduce la rentabilidad y aumenta el peso relativo de los impuestos. En ese sentido, la entidad remarcó que esta es una debilidad muy grande de la estructura tributaria que recae sobre la actividad.
“Cuanto menor es el excedente del productor antes de impuestos (ya sea por malos precios, aumentos de costos y/o bajos rendimientos de los cultivos), mayor es la carga tributaria que debe soportar (el pago de impuestos disminuye proporcionalmente menos que el excedente en términos absolutos)”, describió el reporte elaborado por Franco Artusso.
Considerando los rindes medios de cada región, excepto del maíz en zona extrapampeana (centro – norte del país) que se ajusta un 30% por debajo de la media para captar el efecto negativo que tuvo “la chicharrita” en estas zonas, el informe estimó que entre enero y agosto de este año el margen neto del productor (después de impuestos) promedió US$ 373 por hectárea en la zona núcleo (sudeste de Córdoba) y US$102 en la zona extrapampeana.
Los supuestos generales que se usaron para el análisis fueron 500 hectáreas en campo propio, con un planteo de 50% de soja y 50% de maíz.
En zona núcleo se observa una mejora del 42% respecto a los márgenes de la sequía de 2023 (US$ 263 por hectárea), pero en zona extrapampeana se encontraron incluso 16% peor (US$122 por hectárea) y se acumulan ya dos años consecutivos de malos resultados en la región.
En perspectiva, los márgenes de este año se ubican entre 60% y 80% por debajo de los registros de 2022 previos a la sequía, debido fundamentalmente a la merma de la cotización de los granos, según lo detallado por la Fundación Mediterránea.
En ambos casos, explica, “lo que se lleva” el estado vía recaudación de impuestos a la actividad agrícola es mayor que “lo que queda” finalmente al productor.
Entre enero y agosto de este año el margen antes de impuestos (ingresos menos costos) fue de US$968 por hectárea en zona núcleo y de US$445 en la zona extrapampeana, el pago de impuestos (nacionales y provinciales) ascendió así a US$595 y US$343 por hectárea y al productor le quedaron US$373 y US$102 por hectárea, respectivamente.
De lo anterior se desprende que la carga tributaria total fue del 62% en zona núcleo y del 77% en zona extrapampeana.
Esta se define como el porcentaje de la renta que el productor genera (ingresos menos costos) pero no puede apropiarse a causa de las obligaciones tributarias que debe afrontar y/o las distorsiones que estas generan sobre la actividad.
Visto de otra manera, luego de pagar impuestos, al productor agrícola de zona núcleo le quedó tan solo el 38% de la renta que generó con su actividad y al de zona extrapampeana un 23%.
Y de cara a los próximos meses, el pronóstico de la Fundación Mediterránea es más alarmante. Esto se debe a que, a mediados de agosto, se profundizó la caída del precio internacional de los granos que se venía observando desde principios de año y hasta el momento no se vislumbran mejoras significativas para los próximos meses en las cotizaciones futuras del mercado de Chicago.
Manteniéndose todo lo demás constante (costos e impuestos que se pagan en cada zona), los márgenes netos del productor (después de impuestos) dan una caída del margen en la zona núcleo y en la región extrapampeana para los últimos 4 meses del año, infundiendo “preocupación en la actividad agrícola de cara a lo que viene”, señaló el análisis.