La industria frigorífica comienza a ver una desaceleración de la actividad de la mano de una caída en los niveles de faena, como consecuencia de una merma en la demanda por parte de los consumidores, subas en el precio de la hacienda y una menor oferta de animales para producción de carne. Así, las señales de estancamiento en la comparación interanual y de caída respecto a los meses previos trajeron preocupación en el sector, que ya ve lejana la tasa de crecimiento que venía mostrando.
Según un informe del Consorcio de Exportadores de Carne Argentina (ABC), la faena durante agosto creció 0,4% respecto al mismo mes del año pasado, pero cayó 4,4% en comparación con julio, cuestión que encendió las alertas en el sector, ya que significó un parate en un proceso de crecimiento constante que venía manteniendo la actividad en los primeros siete meses del año. De hecho, en el acumulado, el aumento en la faena es del 11,5% en comparación con el mismo período del año pasado.
No obstante, si se mide por día, la baja fue aún peor. El vicepresidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), Daniel Urcía, explicó que “la segunda quincena de agosto fue muy dura, con una caída de la faena diaria de agosto respecto a julio fue del 10%”. Esto quiere decir que el sacrificio de animales pasó de 62.500 cabezas en julio a 56.500 en agosto, lo cual “significa que en algunos frigoríficos cayó más de un 30% la faena en el mes”.
Para Urcía, “esto paso por el menor consumo (a raíz de las subas en el precio de la carne), por el aumento del precio de la haciendo por encima de los 1.000 por kilo y la menor rotación que produjo reacomodamiento de precios. Ahora estamos viendo con estos precios cuál va a ser el ritmo de actividad. Hay que tener en cuenta que hay menor reposición en los corrales, pero también hay que ver que empezaron las lluvias, hay pasto en los campos y la ganadería comenzó a tener color y va a haber una escasez de oferta. Yo veo que en 2024 va a haber tensión de precios”.
Es por eso que en el sector “hay preocupación” y explicó que “la industria frigorífica necesita volumen de actividad para ser eficiente y bajar costos. Cuando se cae en un 30% la actividad, como ocurrió, sigue existiendo el costo fijo que se tenía antes, pero hay que distribuirlo entre menos kilos de reproducción. Inmediatamente, si esa caída va a ser permanente, hay que readecuar los costos fijos y eso puede conllevar a menos días de faena, menos horas de tareas por trabajador con menor salario y no tener reparto en todos los días de la semana”.
Por su parte, fuentes de la exportación explicaron que la caída de la faena fue consecuencia de un combo producto de que “empezó a llover y mitigó la sequía, sumado el dólar maíz que incrementó el precio del alimento, la devaluación post PASO, la expectativa por la elección y la inflación, entre otros puntos. Esto llevó a que la hacienda aumente súbitamente y ningún mercado puede soportar este precio, ni el local ni el de exportación. Por eso cae la faena”.