Así, en lo que va de agosto, el kilo de media res promedio saltó de $1.100 a $1.400, y luego a $1900, según fuentes del mercado consultadas por Infobae. Esos valores se trasladaron luego a mostradores y góndolas en el curso de la semana post-PASO, especialmente entre lunes y miércoles, con un leve retroceso el viernes.
Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), sector responsable del 70% del abastecimiento del consumo interno de carne vacuna, señaló que, pese al aumento del 45% registrado desde mediados de julio hasta la actualidad, el mercado minorista está bien abastecido y habrá que ver como rebota el precio en las carnicerías. “El precio techo de la hacienda está formado, se descomprimirá un poco y llegará a un piso para encontrar una meseta en el negocio”, explicó.
“Hasta el miércoles el mercado estaba bien abastecido por el precio anterior a la devaluación. Pero como la compra de carniceros es día a día, entre el jueves y viernes pasado, la venta a carnicerías, cayó entre el 20 y 30%, respecto de los mismos días de la semana previa a las PASO”, dijo Rafael. El mal clima -aclaró- hace que el público consumidor, independientemente de los precios, acuda en menor medida a las carnicerías.
Más allá del impacto de la devaluación y de que los actores económicos de la Argentina, no solo los de la cadena cárnica vacuna, ya tienen la gimnasia de ajustar sus precios cuando se mueve el del dólar, la evolución de los valores de la hacienda y de la carne vacuna al público venían subiendo por debajo del índice de precios al consumidor (IPC) que mide el Indec. Anualizada a julio pasado, la inflación era del 115%, mientras la carne al consumidor había crecido 70% y la hacienda un 60% en 12 meses.