Ya sea por su sabor o sus beneficios, en el mundo uno de los alimentos con mayor demanda es la carne de cerdo. En Argentina su consumo se ubica por detrás de la carne bovina y aviar, siendo de 18 kg por habitante al año: de los cuales 3 kg corresponden a carne fresca y 6 kg a fiambres y embutidos. Gracias a los esfuerzos de promoción por parte del sector, más personas encuentran los beneficios de llevar esta proteína a sus mesas.
La carne de cerdo posee numerosos beneficios para la salud tales como el Omega 9, el cual contribuye a reducir el colesterol; así como vitaminas del complejo B, como B1, B2, B3, B6 y B12. La composición grasa de esta carne tiene un promedio de 48% monoinsaturados y ácidos grasos formados principalmente por ácido oleico, elementos que ayudan a mantener o aumentar ligeramente la presencia del llamado colesterol bueno.
Sumado a estas características, Daniel Fenoglio, Presidente de la Federación Porcina Argentina (FPA) y de la Cámara Empresaria Porcina de Buenos Aires (Cepba), resalta cinco razones principales para incorporar la carne de cerdo en la dieta familiar:
-Favorece la salud cardiovascular. Su gran contenido de vitaminas del complejo B y su perfil de ácidos grasos monoinsaturados la posiciona como una excelente elección para mantener la salud del corazón. Incorporar este alimento en la dieta puede ser una estrategia efectiva para promover el bienestar general y mitigar el riesgo de enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares y otros trastornos vasculares.
-Es realmente magra. La composición de los cortes magros de cerdo, tales como el lomo, el solomillo, cortes de jamón, paleta o la pierna, contienen menos del 5% de grasa total. En relación al contenido de la mayoría de las carnes magras que está por debajo del 10%, ubicándose en la misma categoría del pollo, pavo o codorniz.
-Es muy jugosa y sabrosa. Gracias a su infiltración de grasa en el músculo adquiere esta cualidad. Sin embargo, es importante evitar cocinarla a temperaturas exageradas, ya que podría secarse un poco. Para ello se recomienda una temperatura de cocción que varíe entre los 71°C y 72°C.
-Diferentes estilos de cocina. La carne de cerdo se adapta fácilmente a diversas preferencias culinarias y esta propiedad la convierte en una elección conveniente para satisfacer gustos y necesidades alimenticias variadas, inclusive en los paladares más exigentes.
-Complemento ideal para el deporte. Este alimento es el aliado perfecto para los deportistas, especialmente para aquellos dedicados a la hipertrofia muscular, ya que proporciona la cantidad adecuada de proteínas esenciales que contribuyen al desarrollo muscular. Además, suministra grasas saludables necesarias para optimizar el rendimiento atlético.
Solomillo, bondiola y costillitas de cerdo, son algunos de los deliciosos platos que se encuentran en el abanico culinario de los argentinos. Pero lo más importante a saber es que la proteína porcina nacional tiene características inigualables porque es deliciosa y magra, de color rosa perlado, con aroma suave y textura fina.
Un compromiso con la calidad y el bienestar animal
La FPA sigue siendo un líder en la promoción de buenas prácticas en las granjas argentinas. “El Plan Estratégico Porcino 2022-2032 incluye iniciativas como la capacitación en esquemas de bioseguridad, la implementación de protocolos estrictos y la creación de un fondo de emergencia sanitaria. Estas medidas no solo aseguran la salud y bienestar de los animales, sino que también garantizan la producción de carne de alta calidad para los consumidores” afirma nuevamente Daniel Fenoglio.
A su vez, los avances tecnológicos son aliados de valor para el crecimiento y desarrollo de la industria. Por eso, Juan Esteban Calvo, Médico Veterinario y Director de la Unidad de Porcicultura de MSD Salud Animal en Argentina, explica que “el bienestar animal impacta de lleno en la calidad de la proteína y es por eso que cada vez más productores buscan soluciones innovadoras. Un claro ejemplo de ello es la tecnología IDAL, desarrollada para poder administrar vacunas sin agujas en la dermis del cerdo, lo cual además de mejorar el bienestar de los animales al reducir el estrés y el dolor durante la vacunación, se evita la transmisión iatrogénica de enfermedades, aspecto muy importante en lo que respecta a bioseguridad interna de la granja. Es una tecnología novedosa que no solo ayuda a mejorar el bienestar de los animales sino que también el bienestar de las personas al reducir las lesiones por agujas cuidando así el capital humano de las granjas”.